La vuelta al mundo en la Numancia : 31
La vuelta al mundo en la Numancia Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós Un día antes de llegar a Cádiz, dio Binondo al Oficial de mar esta enfadosa tabarra: «Sabrás, Diego querido, que en cuanto yo ponga el pie en tierra, me voy derecho a la casa de los santísimos Padres Franciscanos de las Misiones de África. Llegar y pedir al reverendo Prior que me admita de lego, será todo uno. Recibiré la santa instrucción frailesca, y acabaré mis días en la paz y santidad de la Orden seráfica, que me abrirá de par en par las puertas de la Gloria... Imítame, Diego; tómame por modelo, ya que no tienes familia ni nadie que mire por ti; decídete, y serás conmigo en el Paraíso». Nada le contestó Ansúrez: las ideas se le dispersaban, y las palabras no afluían a su boca. Un día más. Ya estaban a la vista de Cádiz, cuando Fenelón fue a buscarle a la enfermería, y casi a viva fuerza le subió a cubierta para que participara del general regocijo, y viese el espectáculo...
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