En el muelle de Esmirna

14/09/2010 912 Palabras

Lo extraño era, dijo, el modo en que gritaban todas las noches a la medianoche. No sé por qué gritaban a esa hora. Estábamos en el puerto y ellos en el muelle y a la medianoche comenzaban a gritar. Solíamos echarles encima la luz del reflector para calmarlos. Nunca fallaba. Les pasábamos el reflector por encima dos o tres veces y dejaban de hacerlo. En una ocasión fui el oficial de turno en el muelle, y un oficial turco se me acercó bufando de rabia porque uno de nuestros marinos había estado de lo más insultante con él. Por tanto le dije que enviaríamos al tipo al barco y lo castigaríamos muy severamente. Le pedí que me lo señalara. Entonces señaló a un ayudante de artillero, un chico de lo más inofensivo. Dijo que había estado de lo más escandalosa y repetidamente insultante; me hablaba por medio de un intérprete. No podía yo imaginar cómo aquel ayudante de artillero sabía turco suficiente para mostrarse insultante. Lo llamé y dije “esto por si hablaste...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info