Caballería maleante: 7

16/03/2011 890 Palabras

Caballería maleante Capítulo VII de Joaquín Dicenta El sueño venció al miedo tras largo y empeñado combate, y Manolo se durmió encima de la silla, con los pies sobre los travesaños y las manos oprimiendo nerviosamente la cartera donde guardaba los billetes. Dormido quedó, y ojalá nunca se durmiese. Fue el sueño más angustioso que la vela. Durante el sueño imaginó, ¡qué imaginar!, vio los hechos como si fueran plena realidad; vio que Mariquilla, aprovechando una distracción del poeta, echaba en su copa unos polvos. ¿Narcótico?... ¿Veneno?... Esto lo ignoraba Manolo. Lo cierto era que sus ojos se fueron entornando y sus miembros agarrotando tal como si muerto estuviera. Sólo que oía y escuchaba. Oyó primeramente que Melgares, no el que estaba con Mariquilla, otro Melgares gigantesco que tocaba con su cabezota a las nubes, preguntaba con voz de ogro ayuno a la Guarnición que se había vuelto completamente bruja: -¿Está ése en la puerta? -Sí...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info