Aita Tettauen: 18

22/10/2009 2.384 Palabras

Aita Tettauen de Benito Pérez Galdós Segunda parte - Capítulo XI Paseando con don Toro Godo una tarde por las lomas de Cabo Negro, en dirección a la cuenca anchurosa de Río Martín, se arrancó Santiuste con unas ideas tan peregrinas, que su venerable amigo le tuvo por hombre sin seso, o a punto de perderlo. «Ya sabe usted, don Toro -dijo el poeta-, que tengo por gravísimo mal el celibato eclesiástico. La Iglesia lo puede todo en el terreno dogmático; pero no alterará jamás las leyes de Naturaleza, ni la fundamental hechura de nuestras almas. Cegada la fuente del amor humano, ¿cómo hemos de apreciar y comprender el divino? Si nos sacáis los ojos, ¿cómo hemos de distinguir los colores? Cerradnos el oído, y no sabremos gozar de ninguna clase de música». -Esa es una cuestión, Juanito mío -dijo el ladino capellán-, sobre la cual un viejo de setenta años no puede opinar discretamente; que no está bien pedir dictamen al polo frío sobre los calores tropicales....

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info